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viernes, 28 de diciembre de 2018

Las raíces de Tomebamba


Una parte de la historia de Cuenca se esconde en las montañas que la rodean. Luego de adentrarse en estas por más de tres años, el antropólogo Hugo Burgos propone una nueva lectura de las raíces cañaris e incaicas del territorio que antes de su fundación española llevó el nombre de Tomebamba. 

Descubrir si esa ciudad vivió su propia historia o se ajustó a los modelos incas llevó a Burgos a desarrollar una investigación académica, que se publica en el libro ‘Santuarios del Tomebamba’, recientemente presentado por el Municipio de Cuenca. La investigación parte de la hipótesis de que Tomebamba no siguió el modelo geopolítico de las ciudades incas denominado cuatripartición. Es decir, una división de la sociedad en cuatro partes.

 En su lugar, propone un modelo centrífugo, basado en la mitología cañari-inca. El modelo geográfico era una estructura mental, pero que se materializó en la forma de gobernar de las civilizaciones. En el modelo que Burgos plantea para Tomebamba, hay un epicentro, que era Pumapungo y estaba rodeado de montañas sagradas que guardaban oro, conocidas en la mitología como huacas. 

De acuerdo con este modelo, las montañas están distribuidas según algún patrón mental pre inca o andino. Los cerros están interconectados por rutas llamadas ceques, que son líneas imaginarias entre el epicentro, que en este caso es el templo del sol, y los santuarios naturales que están a su alrededor (montañas). De forma gráfica, Pumapungo está rodeado de tres tipos de huacas: las más cercanas son las epicentrales, que funcionaban como espacios de adoración. 

En esa zona hay un conjunto de cerros, que no superan los 3 000 metros y están cerca al área urbana. Le siguen las periféricas, estas son los cerros-huacas, a los que el autor describe como un panteón abandonado. Están en El Cajas, Azogues, Chordeleg y en las zonas rurales más alejadas de la capital azuaya. Las huacas de articulación representan la vida cultural del Azuay cañari-inca. Son las más alejadas de Pumapungo, en estas se desarrollan las leyendas de origen cañari, que se expresan en estanques y lagos, como las lagunas de Buza y Culebrillas. 

Se denominan de articulación porque eran el espacio que conectaba a Azuay con otras áreas culturales del país. Según Burgos, este esquema responde a una idea de conquista. El libro señala que el inca Túpac Yupanqui ideó y mandó a construir Pumapungo en tierras cañaris, por la disposición de minas de oro a su alrededor. Era una abundante fuente de recursos que no existía en otro lugar. “Ni en el Cusco-Inca, ni en el Quito-Cara, ni en ninguna otra parte. Solo en Tomebamba”, asegura Burgos. Él llegó a esa conclusión luego de haber visitado, junto a un equipo investigador al menos 10 cerros que rodean a la capital azuaya. Ascendió al Huizhil, Boquerón, Guagualzhumi, Faisañán, Buerán, Cublián y otros ubicados en El Cajas. 

En ellos encontró tumbas saqueadas y otros indicios de ritos ancestrales. Así, los cerros que ahora son accidentes geográficos, en el pasado figuraban como dioses, como señales que orientaban la vida, el destino y la muerte. Las montañas eran santuarios, espacios en donde aún se practican ritos ancestrales. En el trabajo de campo, los investigadores encontraron vestigios de ritos ancestrales que se practicaban hasta hace poco: lanas de animales sagrados que eran ofrenda para los dioses. También objetos relacionados con los elementos sagrados: agua, fuego, tierra y aire. En algunos cerros como el Buerán y el Cubilán hay pruebas de que se ofrendaban niños, dejándolos morir de frío.

 Los ritos más comunes en la actualidad son las ofrendas a la Tierra, Sol, Luna, en fechas específicas. Además, algunos de estos espacios se convierten en atractivos turísticos. En el caso de la ciudad Tomebamba (cañari e inca) no existía ningún documento que explique a detalle un modelo geográfico, por eso Burgos diseñó su teoría, dice Gustavo Vega, quien apoyó la investigación cuando dirigía el antiguo Consejo Nacional de Educación Superior del Ecuador. Para Vega, este trabajo suma argumentos para explicar por qué Tomebamba se convirtió en una de las urbes inca-cañari más importante de los Andes y entender la cotidianidad de las civilizaciones prehispánicas.


sábado, 5 de mayo de 2018

Cerro Yanacauri





Ubicación Geográfica

El cerro Yanacauri, se ubica a 2Km del Complejo Arqueológico de Coyoctor, perteneciente al cantón El Tambo, es una montaña considerada desde el punto de vista natural por la belleza paisajística, biodiversidad y por el respeto e importancia que tuvo para los cañaris o coyoctores en tiempos pasados. Se lo considera como componente del Complejo Coyoctor. 

Medios de acceso, tiempo estimado desde el centro de operación, distancia.
Al cantón El Tambo, es posible acceder por dos arterias principales, una que viniendo desde Cuenca por la panamericana Sur, que dista 79Km. Y la otra vía que viviendo desde Zhud, ya sea proviniendo desde el Norte del país Chimborazo, Guayas por la carretera Durán - Tambo. 
El tiempo que dura acceder hasta El Tambo desde Cuenca es de 2 horas, y desde Guayaquil 4 horas, o si se accede desde Quito 8 horas. 

Desde estos puntos geográficos se puede acceder al cerro Yanacauri en un lapso de 30 minutos. 

Valoración de las Características
Es una elevación con 3.180 m.s.n.m. se halla ubicado al Este del cantón y formando parte de la configuración arqueológica de Coyoctor. Es una montaña de esqueleto rocoso y de forma piramidal, por su falda suroccidental, siguiendo la cuchilla, existe un sendero de ascenso seguramente muy antiguo.

La mayoría de autores que han hablado del Yanacauri coinciden en señalar su función religiosa, identificándolo como un ídolo sagrado de los Coyoctores, habiendo otros que, inclusive, le asimilan la función de un reloj natural. González Suárez confiesa que "En Huanacauri (se refiere a Coyoctor), encontramos los asientos y la mesa, todo trabajado con esmero en la misma roca" (González Suárez, 1968: 198). 

De otro lado, hay escritores que sostienen la posibilidad de que el Yanacauri desempeñó la función de un reloj solar natural. En efecto afirman que, mediante los efectos de luz y sombra, la montaña marcaba las horas. 

Durante la mañana, al interponerse entre el sol naciente, proyectaba una extensa sombra que se prolongaba en el recinto, sombra que iba disminuyendo a medida que avanzaban las horas, mientras en la tarde, una colina vecina llamada Achupillapungo, en forma de ganzúa proyectaba su sombra, en la falda suroccidental del Yanacauri, en estas circunstancias la sombra, en cambio, va creciendo en tanto el sol se pone en el ocaso. Tales hechos y otras observaciones realizadas, no pueden ser circunstanciales, sino más bien son conjeturas válidas que deben ser demostradas con nuevos esfuerzos (Sigüencia Pinos, 1995: 26,27 y 28). 

En cerro Yanacauri tiene una gran importancia para los habitantes de Coyoctor, tienen un gran significado para los cañaris, pero desde otro punto de vista también se lo considera como una montaña, que traducido su nombre al español, quiere decir coloso negro, tiene una ubicación excepcional,  de donde se domina de forma increíble la belleza paisajística, sumado a esto el hecho de contar con una biodiversidad significativa para el cantón.

En su cima existe una considerable planicie con restos cerámicos, con amplia visibilidad en todas las direcciones, constituyendo por lo tanto un mirador natural. En su declive sur, especialmente se nota aún terrazas cultivables.
Glauto Torres Fernández de Córdova, en su “Diccionario Kichua –Castellano” trae las siguientes traducciones:
Huanacauri S. TOP: cerro de los Incas, donde moraba Ayar Uchuy se rendía culto en conmemoración del origen divino de los reyes incas.
Huanacauri S: Estatua de Piedra. El Licenciado Siguencia concluye que: “El Yanacauri traducido al idioma que se interprete; constituye un cerro sagrado, para los primitivos pobladores de Coyoctor y los sectores aledaños.
De esta manera, se convierte quizás en el primer cerro venerado que se ha logrado identificar en Atún – Cañar.
Ubicación
Esta montaña se localiza al noroeste y a menos de 1 Km. De los Baños del Inca.
Clima
Cerro Sagrado “Yanacauri”, se caracteriza por su clima agradable, variado y acogedor.
Flora
En lo que respecta a la flora se encuentra: Mora silvestre; Romerillo; Arrayán; Floripondio blanco; Licopodios.
Fauna
En la Fauna podemos encontrar: Sacha cuy, venados, conejos silvestres, zorrillos, chucuri.



Complejo Arqueológico de Coyoctor


Los mal llamados baños del inca



Mucho mas antiguos que los Incas se levanta majestuoso el templo kañari de altura conocido como coyoctor cuyo nombre de origen quechua; puesto  que su verdadero nombre desapareció con el tiempo,

El templo se levanta sobre una piedra de arenisca labrada como aposento para las princesas kañaris en honor a su madre progenitora y principal deidad Pagsi nombre en kañari que luego fue convertido a killa (Luna).

El museo posee varios piezas arqueológicas recuperadas en la zona:


Cabeza de serpiente que representa a mama Leoquina oh madre serpiente progenitora de la raza Kañari.


Mortero oh piedra moledora para granos principalmente maiz (mama sara)


Piedra moledora.


Piedra moledora.


Tablilla con inscripciones kañaris aun sin desifrar.




piedra ceremonial.


piedra ceremonial


piedra ceremonial



piedra tallada con figura antropomórfica.



Sigüencia Pinos, al referirse a este monumento dice "Posiblemente las evidencias arqueológicas más notables del sitio o, por lo menos, las que mejor se han conservado, forman un conjunto escultórico ubicado en la parte central del área, al cual se le conoce con el nombre de "Baños del Inca" debido a que, ocupando lugar destacado, se encuentran dos estanques que dan la apariencia de tinas interconectadas. Estas decoraciones están esculpidas sobre una extensa roca, en forma de relieves" (Sigüencia, 1995: 29:). 

La existencia de los llamados "baños" en la arqueología andina, va mas allá de la obra destinada a la satisfacción de una necesidad profiláctica. Esta conducta, que debió ser común a toda la población se efectuaba en los ríos, podios, lagunas y en general en todo lugar donde existía una fuente de agua. 

La ubicación de Coyoctor en el pueblo de El Tambo y su cercanía con Ingapirca, llevan a conjeturar que estos dos lugares estuvieron formando parte de un mismo complejo ceremonial-administrativo en la región. Más aún el escenario ritual se complementa con la toponímica del cerro que se encuentra cerca de Coyoctor. En efecto, el Yanacauri fue un lugar sagrado, a la que se ofrecían productos agrícolas y animales para que fructificasen los campos. 

sábado, 31 de marzo de 2018

Piramide Kañari / Frances Urco

Pirámide escalonada de cinco pisos.

Es lamentable observar como de a poco va desapareciendo nuestra cultura ancestral;abandonados a su suerte y aun en pie como en sus días de esplendor  las pirámides Kañaris majestuosas eh indomables perduran ante su inminente destrucción.

La Comunidad Francés-Urco necesita del apoyo de la ciudadanía que desee aportar para rescatar la cultura y el turismo de nuestras parroquias que están abandonadas en este aspecto, pues solamente tienen ofrecimientos y promesas de instituciones y ninguna ayuda concreta. Pero hay que resaltar que su trabajo no queda allí, ellos poseen un proyecto turístico para este sector y su zona de influencia es este caso los antiguos meandros del río Tarqui en donde se divisa la formación de la Guacamaya;



 el dios totémico de los Cañaris antiguos pobladores de toda la región Austral, el proyecto apoyado igualmente por Revista Cuenca comprende la recuperación de las antiguas márgenes del río con flores de múltiples colores asemejando las alas de la guacamaya.

de la misma manera podemos observar la figura de mama leoquina (madre serpiente) dios totémico de la cultura kañari.



Para satisfacción de las personas que se preocupan de la historia, la Junta Parroquial de Tarqui con su presidente Lcdo. Bolívar Saquipay a la cabeza y sus vocales declararon de utilidad pública estos espacios con la consiguiente ocupación para uso público, lo que es un acierto para que se pueda realizar este proyecto de recuperación y que se pueda tener este monumento histórico para las futuras generaciones.

Melqvisedek.

Templo Kañari de Altura Pachamama








Las ruinas arqueológicas de Pachamama, fueron reportadas por primera vez en el “informe sobre la Investigación de un sector del camino incaico en la zona de Cuenca, Ecuador “, por parte de los investigadores Jorge Guaman, Jaime Idrovo y Jhon Hyslop, quienes en febrero de 1981, escribieron:

"Subiendo a Pachamama (desde Llacao), un poco mas al norte, se encontró el camino empedrado y con abundante cerámica de superficie. El mismo pasa junto a una planicie en donde se pudo constatar la presencia de cimientos confusos, que no permitieron confirmar su configuración.”






“También se encontró otros sitios, el primero con cimentación visible y abundante cerámica, denominado Pachamama...”.



En 1995, el Dr. Ken Heffernan, arqueólogo australiano, con permiso del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, investigo las ruinas de Pacha- mama, dentro del “Proyecto Arqueológico Cojitambo”. En su primer informe presentado a la Dirección Regional del Austro, el 15 de diciembre de 1995,
señala:

“Otro día fue, usado en levantar un mapa y hacer una pequeña recolección de superficie en el sitio arqueológico tardío de Pachamama. 


Pachamama fue traído a la atención del proyecto por el Arq. Antonio Carrillo como un ejemplo comparativo de un sitio Cañarí con evidencia de arquitectura superficial, y un sitio con necesidad de una evaluación arqueológica. Esta
parte del estudio será tema de otro informe especial.”


En abril de 1999, en cumplimiento de lo previsto en el Art. 7 literal j) inciso segundo de la Ley de Patrimonio Cultural, y por pedido expreso de la Empresa Municipal de Aseo de Calles de la I. Municipalidad de Cuenca ( EMAC), la Dirección Regional del Austro del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, realizo los trabajos de prospección, delimitación y relevamiento en el sitio arqueológico Pachamama, determinando la existencia de cuatro conjuntos arquitectónicos:




 claramente definidos, además de numerosas estructuras aisladas, basamentos de vivienda, 





 tumbas, pozos de agua y caminos empedrados,





 sobre los cuales se pretenden ubicar el relleno sanitaria de Cuenca, afectando a la mayor parte de los vestigios arqueológicos del sitio. 




DESCRIPCIÓN DEL SITIO.

Ubicación Geográfica.

El sitio arqueológico de Pachamama, esta localizado en la meseta del mismo nombre (en él limite entre las provincias de Azuay y Cañar), a 17 kilómetros de la ciudad de Cuenca, en las parroquias Solano y Javier Loyola de los cantones Déleg y Azogues de la provincia del Cañar, y en la parroquia Llacao del cantón Cuenca provincia del Azuay.



Según la carta topográfica del IGM., AZOGUES- CT- NV-CA- 3885 -IV, a escala 1: 50.000 el sitio se ubica en las coordenadas geográficas 2 o 49'27" de latitud Sur y 78 o 55'24" longitud Oeste, a una altura de 2800 metros sobre el nivel del mar.

Topónimo

El topónimo del sitio. De acuerdo con los pobladores de la zona es Pachamama (quichua); que significa: Madre Tierra; de Pacha = Tierra y Mama = madre.

Características Naturales

Orografía.

La meseta de Pachamama se levanta sobre una pequeña cordillera en forma de U, que se extiende desde el caserío La Raya, al Norte, hasta el caserío El Descanso, al Este. De la cumbre se denomina el valle del rió Burgay, en la provincia del Cañar, y el valle del rió Cuenca, en la provincia del Azuay.

Topografía.

La topografía del terreno es generalmente plana, con pequeñas lomas como las de Tulun, Quichul, Cuevaloma y Tablamachay, en él limite norte. En el Sur, las pendientes pronunciadas descienden hasta el fondo del valle del rió Cuenca.

Suelos.

Los suelos son generalmente de color gris, muy pobres en materia orgánica y elementos nutrientes. Se encuentran erosionados por la acción del agua y el viento, y no presentan condiciones favorables para la agricultura.

Hidrografía.

Las fuentes de agua más cercanas son las quebradas de Chacahuayco y Tuña, que vierten sus aguas en él rió Déleg, afluente del rió Burgay, y las quebradas de Negas, Portete, Aurin y Shiquir, que vierten sus aguas en él rió Cuenca, afluente del rió Paute, que desemboca en la vertiente del Atlántico.

Vegetación natural.

La vegetación natural esta constituida por gramíneas y plantas de altura como el laurel de cera, ñacchac, zhadan, chilca, retama, sigse y helechos. En las pendientes se observan pequeñas manchas de chaparro bajo y plantas de eucalipto, capulí, guaba, chilca y laurel.

Fauna.

La fauna es muy restringida, y tiene como representantes al ratón, conejo, tórtola y numerosas aves de rapiña.

Clima.

El clima es “Ecuatorial mesotermico semi –húmedo”, con dos estaciones variables: verano e invierno. La temperatura oscila alrededor de los 18 grados centígrados y la pluviosidad anual alcanza los 500 milímetros.

Tenencia de la tierra.

Los terrenos fueron inicialmente comunales, de propiedad de los campesinos de las parroquias: Solano y Javier Loyola de los cantones Déleg y Azogues de la provincia del Cañar, y LIacao del cantón Cuenca, provincia del Azuay. Sin embargo, debido a la invasión por parte de los miembros de una Cooperativa de  taxis "El Relámpago", el IERAC, adjudico la meseta de Pachamama, en una superficie de 94, 69 hectáreas a la I. Municipalidad del cantón Cuenca,el 12 de julio de 1993 , en la suma de $3.787,600.

En la Cláusula Única de la "Providencia de Adjudicación", consta que "las tierras materia de esta adjudicación estarán sujetas para su utilización de acuerdo al plan de manejo propuesto por la ilustre Municipalidad de la Ciudad de Cuenca; de igual manera, aplicara la Municipalidad del cantón Déleg" ( en que terrenos?).

Las ruinas olvidadas de un Observatorio Kañari



En la cima del cerro Ingapirca, cubierta de maleza, musgo y árboles, está lo que posiblemente fue una casa o templo cañari. Con la respiración acelerada y el sudor que corre por la frente, llega don José Guapizaca de 85 años y muestra el camino que lleva a la cima del cerro sagrado




Sujeta bien su palo de madera, mira hacia arriba y señala la ‘muela del inca’, una formación rocosa en forma de triángulo y de un color blancuzco. Asegura que para llegar a los vestigios arqueológicos hay que llegar hasta ahí, siguiendo el sendero de tierra y piedras.

Toda su vida ha transcurrido en el sector y conoce las historias. No solo eso, sino que se siente identificado con cada palabra que dice. “Es una casa de piedras, pero eso ha estado botado ahí nomás”, asegura. Cuando era niño visitó varias veces el lugar, pero ahora no se atreve a llegar porque las rodillas le duelen.




Comenta que fue hogar de los incas, al igual que los cerros Ingapirca, Guagualzhumi y El Calvario. “Le digo porque todos eso ha estado lleno de tiestos, hechos por ellos, pero se han ido llevando”, comenta el lugareño.


La caminata se emprende por un camino de tierra y piedras, que van en una subida constante. El sendero está rodeado de plantas, árboles y vegetación. El cansancio se hace sentir rápido y, si no se está acostumbrado a la altura, el oxígeno falta, mientras la brisa fría golpea en el cuerpo, en contraste con el calor que producen tantos minutos de caminata.

Durante una hora, hay que seguir a pie, es recomendable hacerlo en compañía de algún baqueano, porque ir solo representa un riesgo y es el de no encontrar el camino de vuelta. “Eso cerros son celosos, te cogen y no te quieren dejar ir”, relatan los mayores de Paccha.




Una vez en la cima, hay que seguir caminando. En ese punto, la gran ‘muela del inca’, que es la señal desde la parte baja, es invisible, pues al estar a la misma altura no es factible poder detallarla.

En medio de abundantes arbustos, plantas y árboles, se encuentra la casa. Son sobreposiciones de piedras y en las paredes también hay pequeños huecos, que posiblemente sirvieron para colocar cosas.

Son vestigios arqueológicos, que el experto Napoleón Almeida -recientemente fallecido-, durante una entrevista con este medio de comunicación, reconoció como parte de los tesoros que hay cerca de Guagualzhumi.

Esta casa mide un metro y medio de altura, aproximadamente; tiene dos “entradas” a cada lado y mide unos 10 metros de largo por unos cinco de ancho. Desde ahí se tiene una mirada panorámica de lo que es Paccha y parte de Nulti.

El piso es de tierra, y aunque se cree que los cañaris preferían hacer la construcciones en forma elíptica o redonda, es importante saber que también tenían casas rectangulares como lo plantea Gustavo Reinoso, en su libro ‘Los cañaris en el incario y la conquista española del Tahuantinsuyo’.




Guapizaca, aunque a su edad se siente incapaz de subir el cerro, asegura que es un espacio lleno de magia en donde vivieron los incas y, por lo tanto, tiene ahí un sinfín de historias. Entre las leyendas que suele contar está la de la ‘Mama Huaca’.

“Ha habido oro, oro arqueológico de ese que han dejado los incas, pero no es posible encontrarlo. Hemos visto siempre los churucos, pero jamás hallamos nada”, asegura el abuelo, quien además es famoso por contar las historias de su natal Paccha, mientras vende el pan que solo él sabe hacer a leña.



La Mama Huaca, Paccha

En todos los sitios del Azuay o Cañar en donde hay cerros sagrados existe la leyenda de la Mama Huaca. Aunque siempre varía, depende del lugar, los relatores y las experiencias de cada uno.

Para José Guapizaca esta es una de las leyendas que más ha marcado en su vida. Asegura que, cada vez que hay luna nueva, se ve en el cerro Ingapirca un churo de color azul, muchos se han ido tras él, porque supuestamente era el reflejo o la señal de que existía ahí oro puro, pero no han regresado jamás.


Hay una mujer que se llama la Mama Huaca, quien es una señora que lleva par de trenzas, una pollera y una blusa florida.

Tiene rostro angelical, pero cuando llegan al fuego se convierte en una bruja malvada que se lleva a los que suben hasta la imponente cima del cerro.

“Ella ha sabido llevarse a todos”, asegura el mayor que es uno de los miembros más antiguos de la comunidad de Paccha, quien cuenta las historias.

Fvente: http://www.eltiempo.com.ec/noticias/intercultural/27/431603/las-ruinas-olvidadas-de-una-casa-canari