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sábado, 17 de octubre de 2015

El estudio del Puñay, con nuevos resultados

El cerro Puñay es un punto arqueológico referencial, que se creía que tenía forma de guacamaya; nuevos estudios revelan que es antropomorfo.




La Expedición Puñay, como se llama el proyecto generado por la Escuela Politécnica de Chimborazo y el Municipio de Chunchi, incluyó la tecnología dentro de sus estudios. Después de la última valoración que se hizo en la montaña se determinó que el cerro es antropomorfo. El sitio arqueológico patrimonial corresponde a un conjunto de estructuras de tipo piramidal, explica Cristiam Aguirre, uno de sus descubridores y jefe del grupo de estudios del cerro sagrado. “Este complejo se forma con dos plataformas elípticas, unidas a través de una terraza de tipo trapezoidal, a unos 4 metros de diferencia en altura, respecto de las dos plataformas”. Según el arqueólogo, en los alrededores de la montaña se encuentran ciertas características piramidales a manera de terrazas escalonadas con una orientación predominante noreste, las de mayor extensión, y con orientación noroeste la continuación de terrazas escalonadas de menor dimensión. Incluso, agrega Aguirre, de acuerdo con los detalles arquitectónicos que tiene el denominado pukara (monumento del mundo andino) se puede determinar que la pirámide escalonada termina en dos plataformas circulares, tiene pisos semicirculares y dos rampas de acceso, por lo que se la podría vincular con el cerro del diluvio de la Cultura Cañari. 

Desde el aire, la montaña tiene la forma de un ave. En el primer estudio se creía que era como una especie de guacamayo. Sin embargo, cuenta César Ortega, del Municipio de Chunchi, ahora se la ve como un ave, pero acostada. “Se la puede relacionar con el culto que el pueblo Cañari tuvo”. Según la leyenda, hace 4 657 años, la cima del Puñay habría sido un centro religioso ceremonial para los cañaris, quienes descienden de la mítica guacamaya. “Primero se estableció una base desde donde partieron las demás terrazas, que luego formaron el cuerpo del ave”, añade Ortega. El Puñay, además, y al igual que el resto de pirámides de Sudamérica, termina en dos plataformas elípticas; una de ellas cuenta con dos rampas que tienen la alineación astronómica, la una relacionada con el equinoccio (21 de marzo y 23 de septiembre) y la otra con el solsticio (21 de junio). Para el antropólogo Patricio Carrillo, el trabajo tiene una sustentación técnica e histórica: “No responde al imaginario, sino que existe un fundamento científico por la labor arquitectónica e interpretativa. Tucumera (Señor de Sipán), que se encuentra en el Perú, es la pirámide considerada la más larga del planeta, y el Puñay la supera con 120 metros”. Precisamente dos de los integrantes de la Expedición Puñay estuvieron en Perú, la semana pasada. Ahí se analizaron las similitudes de las pirámides que existen en ese país con el cerro ubicado en Chunchi. Aguirre dice que se trata de una pirámide de siete pisos, que tiene forma en alto relieve. 

Tiene 540 metros en construcción y 55 metros de altura. “Quienes hicieron el trabajo debieron tener conocimientos en diseño, ser arquitectos o ingenieros, para darle esa forma tan peculiar”. La pirámide, además, estaría construida en sus taludes con piedra, arcilla y cal, “esto le permitió soportar la erosión hídrica y eólica”. Diego Andrade, de Drone & Gis, explica que el trabajo que se realizó en el lugar fue levantar fotografías aéreas georreferenciadas del sitio, así como de los alrededores del sector (cerca de 20 hectáreas). Para esto, añade Andrade, se utilizó un sistema aéreo no tripulado con equipo fotográfico incorporado de alta resolución. “La fotogrametría digital nos permitió tener tomas satelitales que ayuden a identificar la forma real de la montaña”. La idea de los estudios es generar un parque arqueológico en el que se incluyan tres espacios. El primero es una ruta precolombina que cruza toda la montaña; en el sendero que tiene caminerías empedradas se pueden realizar actividades deportivas de aventura. Otro es, justamente, en la pirámide en donde se pueden desarrollar ceremonias ancestrales. El tercer punto del proyecto es crear un centro de interpretación intercultural. El pasado mes de diciembre, el proyecto formó parte de las exposiciones del Congreso Iberoamericano de Patrimonio Cultural. El encuentro se desarrolló en Zacatecas, México. El siguiente paso- y previsto para mediados de este año- es iniciar el proyecto de estudio de la ocupación precolombina en la zona. A partir de esta investigación se podrá conocer la dinámica cultural de la montaña, desde cada una de sus estructuras: pisos, plataformas y rampas. Esto será a escala de la excavación arqueológica.

Despertándole al dios dormido del Guagualzhumi



“Hombre cañari levantándose a más de 2000 años, de un descanso eterno. Desenterrándose, como se levanta la vida, como se despiertan los titanes, como se hace el día y la luz, como nace los sueños…”
(¡Restos arqueológicos en Guagualzhumi se encuentran desparramados: a suerte de nadie. Desperdiciados, como cuando se desprecia a la vida!) Pie 4: (“Las distintas caras de piedra, talladas en los cerros alrededor de la ciudad de Guapondélig, revela a ésta: como santuario ancestral cañari y muestra el gran conocimiento de este pueblo milenario a la astronomía”)


Los dioses ancestrales cuidando y resguardando a la ciudad sagrada de Guapondélig, en los cuatro puntos cardinales y astronómicos de la vieja capital precolombina de la gran nación cañari:¡la más bella y una de las más importantes ciudades de la América india!. -Ó el pueblo y hombre cañari, viendo a la luna a los astros y al infinito, en la reverencia y su contemplación eterna de lo sideral, en el homenaje a su raza, y en devoción a sus tótems como altares y pucaras ceremoniales milenarios, metidos dentro de esta ciudad, que fue utilizada para la devoción y recreación de la divinidad mitología ancestral, en la deidad de la llanura siendo el enigma secreto y misterio por terminar de descifrarse del código y el léxico escondido y aún desconocido de los cañaris. Y que ahora sale a la luz: para el turismo y la reivindicación de nuestros pueblos andinos y nuestra identidad.

El encanto y la magia creada en el impacto e impresión visual dada:-En la cara ó rostro humano tallado y escondido, en el perfil montañoso de la cabecera oeste, metida en la vieja ciudad de Guapondélig, que emerge poco a poco y que va apareciendo, mientras se va ascendiendo a los cuatro miradores y balcones sagrados de la llanura de la ciudad cañarí, revela al santuario y altar precolombino más importante de la América india con sus rituales y celebraciones religiosas en devoción de sus tótems y dioses ancestrales.
Y que ahora se debe aprovechar con la iluminación artificial alternativa ecológica, dada a este monumento milenario precolombino, metido dentro de Cuenca, para así mostrar: En el impacto óptico visual creado de su iluminación nocturna del hombre cañari o dios ancestral, durmiendo dentro de la mama tierra. Y que ahora se despierta: ante los ojos del mundo para el turismo, reivindicando y haciendo conocer a nuestros pueblos, en el venidero monumento en homenaje a la identidad raza y gran nación cañari, y oda de la arqueología continental con la cara gigante irradiando para verse desde toda la ciudad.
Los cuatro dioses cuidando a la vieja ciudad de Guapondélig (Descifrando el código de los dioses y tótems): Los cuatro dioses o tótems ancestrales, tallados en las cabeceras del perfil montañoso cuencano que rodean a la llanura sagrada de Guapondélig son: Dios del Guagualzhumi emerge del oriente, desde donde nace el Sol, cuidando y resguardando así silente a la vieja ciudad cañari de Guapondélig. -Al poniente vigila el dios de Soldados.

Al norte el dios de LLacao. -Y al Sur el dios de Cumbe. Siendo necesario recuperarles sus primeros nombres, en su lenguaje autóctono, de estos cerros sagrados, que rodean a la ciudad.
En total son nueve las principales esculturas y caras de los hombres gigantes grabados en la orografía andina, que se orientan y alinean desde toda la región austral, al centro de la llanura de la vieja ciudad cañari, con una precisión y exactitud astronómica, como así se puede divisar: A las caras de piedra cerca del sector de las Tres Cruces del Cajas, que encontrándose a varios kilómetros y lejanas de la urbe, se pueden ya observar con mucha claridad: ¡que éstas están alineadas con el epicentro geográfico-topográfico del Castillo Pumapungo vestigio y centro ceremonial cañari-inca; y de cerro Guagualzhumi!
El cerro sagrado del Guagualzhumi (Santuario ancestral de América):


Reconstrucción de Guapondélig capital de la gran nación cañari (Revelando sus secretos escondidos):

Reconstruir arqueológica e históricamente a la vieja ciudad de Guapondélig, capital de la gran nación cañari precolombina, sin duda debe ahora constituirse: en el mayor reto y principal razón, para reivindicar a la identidad de nuestros pueblos, en búsqueda de mejores días a través del turismo con: la ruta turística de los dioses ancestrales cañaris, que se debería implementar dentro de las parroquias cuencanas; nombre con la que se oficializaría al proyecto y propuesta para invitar y llamar a la oferta del turismo hacia la ciudad.
Esta ruta debe recuperar: los balcones y miradores ancestrales cañaris metidos en la urbe, para la contemplación de los tótems y dioses de Guapondélig, recreando así a éstos, con iluminación de energía ecológica alternativa, eólica, para la novedad de los visitantes para su observación desde tambos museos culturales antropológicos en cada parroquia cuencana; redimiendo a las plazas ceremoniales y alentando a la vez en cada parroquia a la investigación local arqueológica mitológica y antropológica para rescatar, restaurar, inventariar y promocionar a su patrimonio, en estos museos descentralizados, que podrían en su diseño arquitectónico contener: ¡las formas de tótems ancestrales!.
Ruta turística de las parroquias (Propuesta y proyecto arqueológico):
La Ruta turística de los dioses y mitología ancestral cañari, que recorre a las parroquias de la ciudad de Cuenca, contiene a ocho caras gigantes metidas dentro de la urbe, y un jeroglífico monumental dentro de la llanura morlaca, para llamar al turismo a través de una agencia de viajes local ó tours, o por medio de internet, con el nombre de la ruta milenaria de la parroquia de los dioses ancestrales cañaris de la vieja ciudad de Guapondélig.
Las ocho caras se podrán ver desde las diferentes parroquias de Cuenca, en donde se deberán implementar chozas-tambos-posadas-culturales, como museos vivos abiertos de la arqueología antropología e historia, para la reconstrucción en cada sector de los vestigios precolombinos: en la actualidad malográndose por el descuido y olvido.
El proyecto apunta a crear los monumentos vanguardistas y ecológicos de la identidad y nacionalidad cañari, con la iluminación artística cultural de estas esculturas gigantes emplazadas dentro de la ciudad, para la observación nocturna en el impacto óptico que se obtendría y ganaría ante la novedad del mundo y nuevo concepto de turismo cultural antropológico local, recreando las leyendas y mitología cañari en 3 dimensiones, de escenario y protagonistas a estas esculturas gigantes milenarias.
La torre desaparecida de la Misión Geodésica Francesa (Hito malogrado):
Los geodésicos franceses tomaron a los principales pucarás precolombinos de Cuenca, como las torres e hitos más importantes de la misión científica, ésto por su connotada localización y ubicación topográfica, geográfica y astronómica: sirviendo para efecto de la medición del cuadrante terráqueo, de donde posterior nació el metro, como medida parámetro y unidad universal.
El altar o balcón precolombino cañarí, en donde ahora se localiza el Altar Urco, se utilizó como uno de estos hitos y torres científicas de la misión que se mantiene todavía; y del que se observa a un jeroglífico gigante de la guacamaya sagrada, grabada en los meandros antiguos del río Tarqui, considerado sagrado por los cañaris.
Como otro de los hitos, fue considerada la torre de la Catedral Vieja, en el centro de la pampa o llanura de Guapondélig, reconocida también por los españoles, por su privilegiada ubicación geográfica; usada en la fundación del centro urbano, de la ciudad de Santa Ana de Cuenca, para partir desde esta plaza central, el cuadriculado urbanístico de la nueva ciudad española orientada exactamente: desde el este al oeste, y de norte a sur.
El cerro Guagualzhumi, en la nariz del dios acostado, como punto más alto, se localizó y emplazó a otro de estos apoteósicos hitos y torres geodésicas; pero que hace poco tiempo desapareció y se malogró por la impunidad: el desgano, desinterés, descuido e indiferencia de nuestro patrimonio. Justo cerca donde están las antenas y donde ahora sólo quedan escombros de la histórica torre e hito geodésico.