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viernes, 21 de marzo de 2014

Vestigios Arqueologicos Cañaris de Curicaca, Acacana y Maras



Piedras con forma de tortugas gigantes en la laderas de las montañas
    Los territorios que conforman el cantón Paute, al estar circunscritos en la Provincia del Azuay y en la Región Austral del Ecuador estuvieron ocupados en la época aborigen por la raza cañari. Estos primeros pobladores dejaron su huella  en una gran cantidad de vestigios arqueológicos que se encuentran en toda su geografía. Son vestigios líticos ubicados en las laderas y cumbres de las montañas que circundan el centro cantonal.

En la cumbre del Curicaca se pueden encontrar estas formaciones

    En general los pueblos aborígenes andinos se basaban en el principio de reciprocidad, es decir no solamente en el aspecto humano por ejemplo el trueque, sino con relación a sus dioses,mientras ellos les daban a las personas riquezas, felicitad, lluvias, cocechas, los humanos efectuaban rituales y fiestas en las cuales dedicaban ofrendas a sus deidades.


Vista desde la cima del Acacana

    Por lo que no resulta extraño que existan monumentos líticos con formas antropomorfas y zoomorfas que representan sus divinidades, ubicadas en las alturas con lo cual creían que estaban más cerca de ellas.  Sectores como Maras, Tutucán, Acacana, Curicaca, Padrerumi, Ñuñurco son algunos de los cerros en donde se pueden encontrar estas formaciones líticas.


    Según estudios e investigaciones Paute fue un sector de intercambio comercial entre las diferentes culturas del norte peruano, sur ecuatoriano y la región oriental, sobre todo del valle del río Upano. Geográficamente es una puerta natural de acceso a la amazonía. Si se conoce que los cañaris ocuparon territorios hasta Gualaquiza que ya está en el sector oriental, además de los continuos enfrentamientos entre tribus de jíbaros y cañaris  que se disputaban el poder territorial y el control comercial.


    Dentro del centro cantonal un sitio muy estudiado por investigadores y arqueólogos de todo el mundo es  la zona denominada “Pirincay” sector que actualmente es parte del centro urbano de Paute, donde se han levantado modernas urbanizaciones. Lugar en el cual se han realizado excavaciones arqueológicas e investigaciones por parte de profesionales en estas ramas nacionales y extranjeros como ser la Dra. Karen Olsen  Bruhns en 1984, los investigadores Dra. Karen Bruñes, Dr. Gill Miller y Dr. J. Burton, en 1990 quienes realizaron estudios sobre la existencia de camélidos en esta zona del Ecuador precolombino.


Formaciones que se pueden encontrar en la cima del Acacana.

    Cabe también manifestar que tras la conquista de los incas se dispuso como una de las ciudades principales a Tomebamba, localizada en la sierra sur del Ecuador y que probablemente tenía la misma importancia que el Cuzco. (Para el estudio de la similitud entre el Cuzco y Tomebamba véase Arriaga 1965).  Su ubicación geográficamente estratégica aseguraba el control y el comercio con la zona oriental. Inclusive hoy en día existe una parroquia perteneciente al cantón Paute que lleva el nombre de Tomebamba, talvez una “panaca” sobreviviente del Inca Huayna Cápac, que ha conservado el nombre de la ciudad imperial, hasta la actualidad.

VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS CAÑARIS DE CURICACA, ACACANA Y MARAS

    Son sitios que en la época aborigen se presume fueron fortalezas o lugares de adoración de sus deidades. Cerros a los cuales veneraban y en donde adaptaron construcciones  que les sirvieron para rendirles culto. Las mismas que han sobrevivido al paso inclemente de los siglos y al poder destructivo de la erosión.

    Vestigios elaborados en piedra que se aprecian en sus laderas que se extienden desde el cerro denominado “Curicaca” al “Acacana” ubicados en la parroquia Chicán, sector Uzhupud, existen huellas de un camino empedrado mismo que nos conduce hasta la cima de los dos cerros. El Curicaca, cubierto de piedras gigantes con formas zoomorfas y antropomorfas, ocultos en su mayoría entre montes y vegetación que no permiten apreciar en su magnitud la forma de estos monumentos que circundan el camino hacia su cumbre.    De  la misma manera  el camino que conduce a la cima del Acacana a su paso por las laderas del Hurcuhuayco nos muestran vestigios de piedras con diferentes formas. En la actualidad estos caminos tipo quebradas continúan siendo utilizados por los pobladores para conducir  su ganado a las faldas de estos cerros y en las festividades de las denominadas “cruces” en el mes de mayo se realizan en su cima varios festejos como festivales de danzas, escaramuzas y bailes populares. Son celebraciones y rituales actuales que se remontan a cultos aborígenes que sobreviven al paso del tiempo desde épocas inmemoriables, en agradecimiento a sus deidades, como un acto de reciprocidad. En este caso asumimos que debía ser en honor a  su “huaca sagrada” el Acacana que en su cúspide tiene la forma de un perfil o rostro humano, según se lo puede apreciar.

    Los vestigios que subsisten en las laderas de estos cerros son grandes piedras con formas de animales y rostros humanos que suponemos debían también ser motivo de adoración por el pueblo cañari, pues si recordamos, esta cultura aborígen tenían como dioses a piedras con distintas formas, según nos indica en sus crónicas el inca Garcilaso de la Vega. Además en varios museos de la región se han logrado recuperar los escasos vestigios de ésta cultura pequeñas esculturas en cerámica de guacamayas, serpientes, pumas, búhos, colibríes, etc.
    Otro de los sitios que ha sido investigado por un gran historiador cuencano el ilustre Octavio Cordero Palacios  en su obra “El Azuay Histórico los Cañaris y los Incocañaris”, nos da una referecia sobre el sitio arqueológico Maras,  que podría haber sido un sitio de medición astronómica, lugar sagrado de adoración de esta etnia.

    Actualmente causa pena ver el abandono, la destrucción y que el paso del tiempo va minando estas construcciones que poseen más de 500 años de antigüedad, sin que haya concienciación sobre la riqueza ancestral que poseen estos sitios. Se debe solicitar la intervención de las autoridades culturales o de patrimonio para la conservación, rescate y puesta en valor de estos espacios, que podrían convertirse en referentes de la historia y de la cultura del Azuay, pues reflejarían la historia cañari de la cual no se cuenta con mayor información histórica, salvo pocas crónicas de los siglos XVI y XVII como Relaciones Geográficas de Indias escritas en 1582. No se debe concluir y manifestar que los tallados en piedra que existen en toda la geografía del Azuay y en varios sitios del país son  obra de la prodigiosa naturaleza, si se conoce que culturas antiguas de mesoamérica y de los Andes como los Olmecas, Naguas, Nazcas, y otras hicieron con sus manos grandes construcciones en piedra,  esculturas y monumentos que todavía subsisten para la admiración de las futuras generaciones.  


    No dejemos que la indolencia, la erosión y el olvido acaben con estas importantes huellas de nuestro pasado.

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