Piedras con forma de tortugas gigantes en la laderas de las
montañas
Los territorios que conforman el cantón
Paute, al estar circunscritos en la Provincia del Azuay y en la Región Austral
del Ecuador estuvieron ocupados en la época aborigen por la raza cañari. Estos
primeros pobladores dejaron su huella en una gran cantidad de vestigios
arqueológicos que se encuentran en toda su geografía. Son vestigios líticos
ubicados en las laderas y cumbres de las montañas que circundan el centro
cantonal.
En
la cumbre del Curicaca se pueden encontrar estas formaciones
En general los pueblos aborígenes andinos
se basaban en el principio de reciprocidad, es decir no solamente en el aspecto
humano por ejemplo el trueque, sino con relación a sus dioses,mientras ellos
les daban a las personas riquezas, felicitad, lluvias, cocechas, los humanos
efectuaban rituales y fiestas en las cuales dedicaban ofrendas a sus deidades.
Vista
desde la cima del Acacana
Por lo que no resulta extraño que existan
monumentos líticos con formas antropomorfas y zoomorfas que representan sus
divinidades, ubicadas en las alturas con lo cual creían que estaban más cerca
de ellas. Sectores como Maras, Tutucán, Acacana, Curicaca, Padrerumi,
Ñuñurco son algunos de los cerros en donde se pueden encontrar estas
formaciones líticas.
Según estudios e investigaciones
Paute fue un sector de intercambio comercial entre las diferentes culturas del
norte peruano, sur ecuatoriano y la región oriental, sobre todo del valle del
río Upano. Geográficamente es una puerta natural de acceso a la amazonía. Si se
conoce que los cañaris ocuparon territorios hasta Gualaquiza que ya está en el
sector oriental, además de los continuos enfrentamientos entre tribus de
jíbaros y cañaris que se disputaban el poder territorial y el control
comercial.
Dentro del centro cantonal un sitio muy
estudiado por investigadores y arqueólogos de todo el mundo es la
zona denominada “Pirincay” sector que actualmente es parte del centro urbano de
Paute, donde se han levantado modernas urbanizaciones. Lugar en el cual se han
realizado excavaciones arqueológicas e investigaciones por parte de
profesionales en estas ramas nacionales y extranjeros como ser la Dra. Karen
Olsen Bruhns en 1984, los investigadores Dra. Karen Bruñes, Dr. Gill
Miller y Dr. J. Burton, en 1990 quienes realizaron estudios sobre la existencia
de camélidos en esta zona del Ecuador precolombino.
Formaciones que se pueden encontrar en la cima del Acacana.
Cabe también manifestar que tras la
conquista de los incas se dispuso como una de las ciudades principales a
Tomebamba, localizada en la sierra sur del Ecuador y que probablemente tenía la
misma importancia que el Cuzco. (Para el estudio de la similitud entre el
Cuzco y Tomebamba véase Arriaga 1965). Su ubicación geográficamente
estratégica aseguraba el control y el comercio con la zona oriental. Inclusive
hoy en día existe una parroquia perteneciente al cantón Paute que lleva el
nombre de Tomebamba, talvez una “panaca” sobreviviente del Inca Huayna Cápac,
que ha conservado el nombre de la ciudad imperial, hasta la actualidad.
VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS CAÑARIS DE CURICACA, ACACANA Y MARAS
Son sitios que en la época aborigen se
presume fueron fortalezas o lugares de adoración de sus deidades. Cerros a
los cuales veneraban y en donde adaptaron construcciones que les
sirvieron para rendirles culto. Las mismas que han sobrevivido al paso
inclemente de los siglos y al poder destructivo de la erosión.
Vestigios elaborados en piedra que se
aprecian en sus laderas que se extienden desde el cerro denominado “Curicaca”
al “Acacana” ubicados en la parroquia Chicán, sector Uzhupud, existen huellas
de un camino empedrado mismo que nos conduce hasta la cima de los dos cerros.
El Curicaca, cubierto de piedras gigantes con formas zoomorfas y antropomorfas,
ocultos en su mayoría entre montes y vegetación que no permiten apreciar en su
magnitud la forma de estos monumentos que circundan el camino hacia su cumbre.
De la misma manera el camino que conduce a la cima del Acacana a su
paso por las laderas del Hurcuhuayco nos muestran vestigios de piedras con
diferentes formas. En la actualidad estos caminos tipo quebradas continúan
siendo utilizados por los pobladores para conducir su ganado a las faldas
de estos cerros y en las festividades de las denominadas “cruces” en el mes de
mayo se realizan en su cima varios festejos como festivales de danzas,
escaramuzas y bailes populares. Son celebraciones y rituales actuales que se
remontan a cultos aborígenes que sobreviven al paso del tiempo desde épocas
inmemoriables, en agradecimiento a sus deidades, como un acto de reciprocidad.
En este caso asumimos que debía ser en honor a su “huaca sagrada” el
Acacana que en su cúspide tiene la forma de un perfil o rostro humano,
según se lo puede apreciar.
Los vestigios que subsisten en las
laderas de estos cerros son grandes piedras con formas de animales y rostros
humanos que suponemos debían también ser motivo de adoración por el pueblo
cañari, pues si recordamos, esta cultura aborígen tenían como dioses a piedras
con distintas formas, según nos indica en sus crónicas el inca Garcilaso de la
Vega. Además en varios museos de la región se han logrado recuperar los escasos
vestigios de ésta cultura pequeñas esculturas en cerámica de guacamayas,
serpientes, pumas, búhos, colibríes, etc.
Otro de los sitios que ha sido
investigado por un gran historiador cuencano el ilustre Octavio Cordero
Palacios en su obra “El Azuay Histórico los Cañaris y los Incocañaris”,
nos da una referecia sobre el sitio arqueológico Maras, que podría haber
sido un sitio de medición astronómica, lugar sagrado de adoración de esta
etnia.
Actualmente causa pena ver el abandono,
la destrucción y que el paso del tiempo va minando estas construcciones que
poseen más de 500 años de antigüedad, sin que haya concienciación sobre la
riqueza ancestral que poseen estos sitios. Se debe solicitar la intervención de
las autoridades culturales o de patrimonio para la conservación, rescate y
puesta en valor de estos espacios, que podrían convertirse en referentes de la
historia y de la cultura del Azuay, pues reflejarían la historia cañari de la
cual no se cuenta con mayor información histórica, salvo pocas crónicas de
los siglos XVI y XVII como Relaciones Geográficas de Indias escritas en 1582.
No se debe concluir y manifestar que los tallados en piedra que existen en toda
la geografía del Azuay y en varios sitios del país son obra de la
prodigiosa naturaleza, si se conoce que culturas antiguas de mesoamérica y de
los Andes como los Olmecas, Naguas, Nazcas, y otras hicieron con sus manos
grandes construcciones en piedra, esculturas y monumentos que todavía
subsisten para la admiración de las futuras generaciones.
No dejemos que la indolencia, la erosión
y el olvido acaben con estas importantes huellas de nuestro pasado.
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