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sábado, 14 de enero de 2012

CABEZA DE LA SERPIENTE EN LA CIMA DEL PADRE RUMI





Un artículo de la National Geographic de marzo de 2010, nos da ha conocer una investigación de los arqueólogos el peruano Johny Isla y el alemán Markus Reindel miembros del instituto arqueológico de Alemania  en el proyecto “Nasca-Palpa” refiriéndose a las enigmáticas líneas de Nasca, que han concitado el interés de la humanidad, llegando hasta suponer que fueron elaboradas por extraterrestres y que les servían como sistemas de ubicación.

Todo este tipo de afirmaciones con las investigaciones efectuadas fueron desvirtuadas y llevadas al campo de la imaginación. Las conclusiones a las que llegaron en esta exploración es que estos imponentes grabados sobre terrenos arenosos en las alturas de los Andes como: el colibrí, el mono y otros geoglifos que son visibles enteramente sólo desde el aire fueron construídos por las manos del hombre, aunque esta afirmación sea difícil de creer.

Los nazcas del Perú florecieron entre el 200 a.C. hasta cerca de 600 d.C. quienes nos dejaron claves deliberadas sobre las funciones de esas imágenes. Las mismas que fueron elaboradas para obtener el líquido vital, el agua, que la suplicaban a sus dioses, hasta con ofrendas humanas, según lo atestiguan los restos encontrados por los arqueólogos. 

Es así que cultivaron la tierra y lograron florecer en el seco Valle de Nasca durante ocho siglos. Pues bién queda sentado gracias a estas investigaciones que las espectaculares líneas de Nasca fueron hechas por los hombres [1].

Una hipótesis es que el Padre Rumi fue centro de adoración de los “manganes” y “burgaymayus” tribus cañaris que ocupaban estas tierras. Según la historia del Ecuador del padre González Suárez en sus investigaciones nos señala: “Los principales dioses adorados por los Cañaris eran la Luna y los árboles grandes.

El culto del Sol se introdujo, si hemos de creer a Garcilaso, con la conquista y el señorío de los Incas. «Antes de los Incas, dice Garcilaso, adoraban los Cañaris por principal dios a la Luna, y segundariamente a los árboles grandes y las piedras que se diferenciaban de las comunes, particularmente si eran jaspeadas. Con la doctrina de los Incas adoraban al Sol, al cual hicieron templo y casa de escogidas y muchos palacios para los reyes» En Tomebamba era adorado especialmente un oso.

El concilio limense, cuando habla de la idolatría de los indios, advierte que en cada provincia había un ídolo o huaca común, y en cada pueblo, otro particular, a los cuales deben añadirse los conopas o dioses caseros y las pacarinas o sitios de donde creían que habían nacido sus progenitores”[2].

COMPLEJO DE PIEDRA PADRE RUMI



Además las leyendas y la tradición oral indican que los cañaris eran expertos en acomodar, readecuar y esculpir las montañas con la forma de sus dioses, inclusive se manifiesta que habían labrado los meandros de un río con la forma de su dios primigenio, es decir la “Guacamaya”[3], cuyo perfil segun investigadores se encuentra en los meandros del río Culebrillas y más impactante observado en los antiguos meandros del río Tarqui en la parroquia del mismo nombre en la ciudad de Cuenca.

Es decir se puede inferir y conjeturar que estas configuraciones monumentales que asemejan figuras antropomorfas y zoomorfas fueron esculpidas por los cañaris. Cuya obra cumbre de su trabajo de readecuación de las montañas se encuentra emplazado en Ingapirca en el mal denominado “ingañahui” o cara del inca, que seguramente debió ser la representación del monarca supremo cañari.

Pues el templo del sol Inca y todo su complejo, fue emplazado sobre un adoratorio cañari superponiendo su religión sobre la del pueblo sometido.

FIGURA ANTROPOMORFA EN EL PADRE RUMI



En el Padre Rumi podemos divisar formaciones antropomorfas caras humanas, zoomorfas caras de animales, el jaguar, la culebra de la cual también se creen procedentes los cañaris, el cóndor que se lo puede admirar en el conjunto monumental, hasta representaciones fálicas. Por lo tanto queda a criterio del lector sacar sus propias conclusiones, y no dejar de conocer y admirar este atractivo turístico del cantón Biblián e investigar sobre su procedencia natural o elaborada por la mano del hombre.
Estas esculturas monumentales son un legado que nos deja una raza valiente, valerosa, valiosa e  igualmente monumental, como fueron los Cañaris, que vivieron más de 3.000 años en estos lares.

domingo, 8 de enero de 2012

Los Muros de Párig.

 Cada piedra en los muros del Ingañan, en su calzada, en las terrazas y apachitos, tiene una función y un encanto en el entorno.

Siempre me fascinaron las formaciones rocosas y las rocas en sí; pero cuando estas forman parte de un todo armónico, como en los muros o calzadas de nuestros senderos, en las paredes y patios ancestrales o en los caminos y ruinas arqueológicas, son más que fascinantes.
 
  

Y en las laderas de Párig frente al puente de chicti sobre el rio Paute, el segmento de Ingañan por el que caminamos con Bolívar Cárdenas, en sus muros laterales y de sustentación para salvar las pendientes; en su calzada a ras del suelo o en gradientes, en sus apachitas y huancas que señalan las distancias entre tambos del chasqui, como cuenta Cieza de León; en las terrezas de cultivos y habitacionales junto al Ingañan, Intiñan o Chaquiñanes, las piedras tienen otra mágica fascinación y lectura: “… en estos muros todas las piedras trabajan, no están llenando un espacio simplemente…” como advertía mi anfitrión.

Terracería
La carretera que nos conduce al Guachapala, en este sector parece parte de una gran primera terraza, que se continua con una serie escalonada hasta, casi, la cima del cerro, en donde sobresale nítidamente, visible desde la última curva al salir de Paute, una formación natural totémica que los nativos le llaman el Pichaurco.

Frente al caserío de Párig, digo frente a su torre, el camino, como que al llegar al centro poblado termina, pero caminando un poco mas hacia oriente en  ascenso vuelve a parecer con todos sus elementos distintivos, muros de contención laterales, de sustentación en las pendientes, calzada en escalera en toda la subida y huancas.

Caminamos largo por sus escalones que no terminan entre muros coronados de pencas, moras, geranios, helechos, pepinos, mortiños, uvillas, capulíes y mas vegetación típica de nuestras cercas.
Camino viejo a Andacocha.

Este camino llega a andacocha y sigue hacia el cerro…”Informa un campesino que nos mira incrédulo avanzar por el “camino viejo…” ¿A dónde van? Caminando no más vecino… que bueno, que bueno, que les vaya bien… posiblemente llega a Toctesí o Toctesaray, apunta mi guía, regresamos, más tarde Marco Rodas confirmo que este camino pasa por andacocha.

Apachitas
Montículos de piedras que los indios aglomeraban en las encrucijadas de los cerros, a manera de atalaya cerca los cacicazgos, o en ciertos puntos del camino como sitios de descanso o adoratorio en donde había que dejar una ofrenda, aun que sea una piedra mas, que en lo personal me recuerda la cima de las apachitas en la vía Arequipa Valle del colca en el Perú.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Corona Kañari del Gran Caciqve Dvma


Se encuentra en el museo del Indio Americano de USA y no sé porqué hasta ahora no se exige que se lo devuelva.

jueves, 11 de agosto de 2011

ROMPECABEZAS ARQUEOLÓGICO DE GRAN TAMAÑO.


En este rompecabezas arqueológico de gran dimensión, al momento se tiene en forma contundente, la existencia de las esculturas, gravados y jeroglíficos gigantes, -confeccionados con la mano del hombre-, con -una correlación preestablecida-; y también una serie de interrogantes e información por descubrir, descifrar e interpretar, sin entender todavía en forma cierta, que es lo que nos habrán querido verdaderamente decir las culturas o civilizaciones pasadas o transmitir en el transcurso del tiempo, en las halladas obras colosales dejadas o emplazadas, algunas posiblemente con fines bélicos-guerreros o para la contemplación, deleite o tributos de sus dioses; o para –perennizar- su cultura en el paso del tiempo.. 

ESCULTURA GIGANTE DE LA CULEBRA SAGRADA DESTRUÍDA: Se conoce por crónicas escritas y existentes (las mismas que se encuentran en los archivos arqueológicos), en las que lamentablemente indican que en el cantón Sigsig existió -la escultura de piedra de una culebra gigante- emplazada cerca de la escultura de la cara de Shabalula, a la que le interpretan en las crónicas como coincidencia natural, y que encaja ciertamente con la escultura-faltante gigante de la culebra sagrada perdida en esta investigación, la misma como colección de los tótems o dioses de los cañaris (pieza precisamente faltante de este gran rompecabezas gigante), y que de acuerdo a las crónicas fue destruida por  moradores del lugar (donde se encontraba asentada) que desconocían su valor arqueológico, para la utilización como una gran cantera de piedra para la construcción de viviendas. 

En las ruinas de Ingapirca así mismo se menciona no con mucha certeza, que existieron emplazados cerca del conocido rostro gigante y tallado, atrás del castillo, en la parte baja y plana del lugar, dos grandes esculturas de piedra  que desaparecieron o fueron destruidos anteriormente posiblemente por el desconocimiento, representando las figuras del sol y la luna.

viernes, 5 de agosto de 2011

Cadenas de Pvcaras (referentes e hitos de caminos y senderos)


PUCARA DE ZHALO 

Cadenas de pucaras levantados y readecuados en la irregular cordillera continental que son referentes e hitos de caminos y senderos que se constituirían en los primeros planos cartográficos para el tránsito de las ciudades de la América andina precolombina. Los pucaras cañaris se utilizaron también de adoratorios por el acercamiento a la Luna y la contemplación de los astros; además como observatorios estratégicos de resguardo y vigilancia para la guerra del pueblo cañari siempre guerrero.

El pucara tiene una forma piramidal con un andén ó camino peatonal a manera de terraza de apariencia de churuco terraplenado en espiral que le envuelve en todo el contorno y la vuelta, desde la parte inferior y baja hasta poder coronar, en una terraza mayor; debido a que la representación espiral y elipse estuvo siempre presente en esta cultura en la representación filosófica de lo infinito, pues subir al pucara en la romántica vuelta de caracol y circular se constituía ya en un ritual.

Las pirámides de tierra que se utilizaron en los puntos más altos como hitos especiales exclusivos de los sitios y picos más altos y estratégicos regionales, se los readecuó y elaboró únicamente como pirámides perfectas terminadas en punta, y sin los andenes caminos o terrazas laterales espirales. Los códigos y léxicos se encontraban inscritos en el pucara, con hitos ó mojones labrados de piedras pequeñas, dispuestos en la terraza superior y principal; colocado e incrustado, de peculiar singular e individual manera, para su contratación identificación y reconocimiento visual y físico en el lugar mismo de cada pucara.