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domingo, 6 de marzo de 2011

Hipotesis acerca de la Crvz Andina

Vna hipótesis brindada por nvestro amigo Ximmaçelak Syqiçexapa qvien svpo expresar vna inqvietvd acerca de La Crvz Andina la misma qve como sabemos esta compvesta de vna crvz qve hace referencia a la constelación de la Crvz del Svr y vn cvadrado los mismos qve al jvntarce nos dan La Crvz Andina nvestro bven amigo nos indica sv hipotesis de la fvsion de dos constelaciones como:

1._ La Constelación de la Crvz del Svr.

2._ La Constelación de Orión.

Recordemos qve solo es vn pvnto de vista de nvestro amigo Ximmaçelak Syqiçexapa seria agradable conocer vvestras criticas acerca de esta hipótesis.

Gracias a nvestro bven amigo Ximmaçelak Syqiçexapa por esta inqvietvd.

domingo, 27 de febrero de 2011

RITVALES DEL AGVA CAÑARIS



En bvsca de hvellas del Jvego del Pvcara.


Vamos en bvsca de las hvellas dejadas por el Jvego del Pvcara, practicado hasta 1973, en las provincias Azvay, Cañar, parte de Chimborazo y Bolívar en Ecvador, y prohibido desde las avtoridades con recomendación de la "Iglesia Católica" por considerarlo "ritos de demonios". Este Jvego nos recverda las ofendas a lka tierra en la zona ecvatoriana, se parece mvcho al Tinkv practicado en Perú y Bolivia.

El Jvego de la Pvcara se lo practicaba entre dos bandos, de comvnidades vecinas qve peleaban en vna cancha para cvmplir con el rito de ofrendar a la tierra mediante la sangre de svs contendores. Los pvcareros estaban vestidos son zamarros (pantalones con piel de oveja), cobijones (sombreros de cvero de vaca mvy grandes), vtilizaban onda y waraca (piedra) para la pelea ritval. Realizaban cantos (entrada, salida, limpiada de la cancha, domingo, lvnes, martes, miércoles). Interpretaban pingvllos (instrvmento de viento del Ecvador) y caja (especie de tambor mvy peqveño). Las mvjeres acompañaban a svs pvcareros con la logística (comida y chicha) y para atenderlos por heridas o contvsiones.

Para erradicar esta simbología cvltvral ancestral de los andes, y de esta parte del Ecvador, la iglesia católica se encargó de sincretizar el Jvego del Pvcara, en el Taita Carnaval, personaje qve por sv nombre representa vna fiesta de Evropa. Sin embargo los sincretismos son parte de esta fiesta hoy.

En la comvnidad de San Jvan Gualaceo, provincia del Azvay, se realizó la Fiesta del Carnaval Azvayo, en el año 2010, en el mes de febrero. Ahí encontramos varios elementos del Jvego de la Pvcara sincretizados con Taita Carnaval. El Promotor Cvltvral de esta fiesta fve el compañero Luis Uzhca Encalada.

La crvz cañari-inca de los ritvales del agva. Se la confecciona en las comvnidades del Azvay solamente para esta fecha entre febrero y marzo. Es vna emvlación de la crvz andina chakana. Lleva parte de la natvraleza, frvtas, cvyes y agvardiente, toda vna forma de ofrendar y agradecer a la tierra.

El Jvego del Pvcara, se lo practica para agradecer a la tierra como preparación de la siembra en enero, febrero y marzo.

Canto Mikvna. Las mvjeres realizaban cantos para diferentes instancias como comida, bebida, ganancia, o pérdida dvrante el acontecimiento del Jvego del Pvcara.

Canto del Pvcara como recverdo. Cvando se canta //La la la lay la la// en las Coplas del Carnaval de Gvaranda, son recverdos del Jvego del Pvcara, así lo hacían los pvcareros y tenían diferentes alaridos o cantos cvando "limpiaban la cancha" por ejemplo, o cvando había heridos, o cvando llegaban a la capacha (zona de refvgio).

Taita Carnaval. Representa el sincretismo desde los pvcareros Cañaris, lleva sv misma vestimenta, vtiliza svs mismos cantos y svs instrvmentos mvsicales.

Emvlación del Jvego del Pvcara con onda y waraca. Hasta ahora se baila de esa forma, inclvso cvando se mveve el pvcarero se pvede ver algvnas formas de bailar de los azvayos y los Cañaris.

Agradecimiento a las deidades andinas. Cvando ha terminado el Jvego de la Pvcara o cvando ha llegado el Taita Carnaval, se agradece a las deidades andinas. En este año fvimos testigos de la ofrenda de la "crvz andina" al cerro Pishi en San Jvan Gvalaceo, qve es el qve brinda el agva.

La Fiesta de los Ritvales del Agva, El Taita Carnaval, y el Jvego del Pvcara están tan arraigados en el imaginario cvltvral de las comvnidades qve es parte de sv vida, de sv presente y sv fvtvro. Hemos sido testigos de estos ritos en comvnidades como Lvdo, Qvingeo, Santa Ana, San Jvan, Gvalalcay (provincia del Azvay) y en La Tvcaita (provincia del Cañar).

Estos ritos son mvy importantes en las comvnidades de Ecvador y América Latina. Así lo atestigvan los Salasacas, Gvamote, Gvaranda, Saragvros, Pvno, Orvro, Jvjvy y mvchos lvgares en donde hemos caminado compartiendo los aires de nvestras cvltvras amerindias.

El Cañirico


Las no­ti­cias his­tó­ri­cas qve exis­ten del ca­ñi­ri­co ca­ña­ri­co, ca­ne­ri­co, ca­ni­ri­co, ca­na­ri­qvi­to, o ca­ñi­riqvi­to lo se­ña­lan co­mo vn pe­ca­mi­no­so bai­le de la épo­ca co­lo­nial, en cv­yos ver­sos can­ta­dos por los par­ti­ci­pan­tes, se­gvn vna de las ver­sio­nes co­no­ci­das, se in­di­ca­ba la pren­da de ves­ti­do que de­bía ir des­po­ján­do­se la pa­re­ja de bai­la­ri­nes, así:

Ca­ñi­ri­co, qví­ta­te el re­bo­zo,

Ca­ñi­ri­co, sá­ca­te el pon­cho,

Ca­ñi­ri­co, sá­ca­te la po­lle­ra,

Ca­ñi­ri­co, sá­ca­te el cal­zón....

(Agui­lar, 1972)

Avn­que es­te ti­po de bai­le de­bió or­ga­ni­zar­se con muvcho si­gi­lo y cavte­la, cvan­do lle­gó a co­no­ci­mien­to de los re­gen­tes cle­ri­ca­les, se ex­pi­dió vna or­den qve pro­hi­bía ter­mi­nan­te­men­te el bai­le del ca­ñi­ri­co, con pe­na de ex­co­mv­nión ma­yor pa­ra aqve­llos qve in­cvrrie­ran en la fal­ta. El pe­rio­dis­ta y es­cri­tor cven­ca­no Car­los Agui­lar Váz­quez († 1967) da fe de vn do­cvmen­to de 1750, en el cval se dic­ta­mi­na­ba la pro­hi­bi­ción del cos­ti­llar, arra­yán, re­cvm­pe y del ca­ñi­ri­co.

El bai­le del ca­ñi­ri­co más bien pa­re­ce te­ner re­la­ción con al­gvn vie­jo ri­to de la fe­cvn­di­dad o de la sen­sva­li­dad. Agui­lar Váz­quez ase­ve­ra qve el ca­ñi­ri­co tie­ne sv ori­gen en vna dan­za ver­ná­cvla de los in­dios Ca­ña­ris, pe­ro pa­ra esas al­tv­ras, in­clvso pen­san­do qve efec­ti­va­men­te eso sea cier­to, el co­lo­nia­je y la in­ci­den­cia es­pa­ño­la de­bió des­va­lo­ri­zar la ri­tva­li­dad de es­a dan­za, ahon­dan­do vni­ca­men­te en svs as­pec­tos las­ci­vos.

El lin­güis­ta Hum­ber­to Tos­ca­no (1923-s. XX) de­sig­na con el nom­bre de ca­ñi­ri­co a vn bai­le de la pro­vin­cia de Im­ba­bv­ra, cuvyo tex­to de­cía: Da pes vn pi­te de ca­ña­ri­co (Tos­ca­no, 1959: p. 4), re­fi­rién­do­se con ello a vna be­bi­da ela­bo­ra­da con el jvgo de ca­ña; tam­bién escribe qve en el dic­cio­na­rio de Mar­tín Alon­so fi­gv­ra es­te bai­le con la si­gvien­te de­fi­ni­ción: “Bai­le cam­pe­si­no, el cval se rea­li­za bai­lan­do me­nvda y rá­pi­da­men­te, la mv­jer fin­gien­do hvir de­lan­te del hom­bre”. Pa­ra el es­cri­tor cven­ca­no Al­fon­so Cor­de­ro Pa­la­cios (1885-1956), el fo­ne­ma ca­ñi­ri­co, des­cen­dió de las pro­vin­cias del nor­te has­ta el Azvay y, afir­ma, se tra­ta­ba de “vn bai­le mvy re­ñi­do con la mo­ral, qve des­de ha­ce mvchí­si­mo tiem­po ha si­do dis­cre­ta­men­te abo­li­do” (Cor­de­ro, 1957: p. 53). Tam­bién el mvsi­có­lo­go ecva­to­ria­no Se­gvn­do Luis Mo­re­no An­dra­de (1882-1972) y el com­po­si­tor Pe­dro Pa­blo Tra­ver­sa­ri Sa­la­zar (1874-1956) lo con­sig­na; el pri­me­ro co­mo ca­ni­ri­co (Mo­re­no, 1923: p. 36), can­ción de los in­dí­ge­nas de la re­gión del Cho­ta en la pro­vin­cia de Im­ba­bv­ra; y ca­ne­ri­co el se­gvn­do. De acver­do a la di­fvsión y lo­ca­li­za­ción es­te bai­le debió to­mó dis­tin­tas va­rian­tes en cvan­to a sv nom­bre, qve ori­gi­nal­men­te de­bió ser ca­ñi­ri­co o ca­ñi­ri­cv.

El tex­to re­co­gi­do por Pe­dro Pa­blo Tra­ver­sa­ri es co­mo si­gve:

Ca­ne­ri­co da­te la vvel­ta

vna vvel­ta, vvel­ta en­te­ra;

da­me vn abra­zo, vn abra­zo

con be­so; da­te vna vvel­ta ca­ne­ri­co.

(Tra­ver­sa­ri, 1902: h. 159)

Tra­ver­sa­ri agre­ga que: “El com­pa­ñe­ro a qvien se le di­ri­ge la es­tro­fa ha­ce dvran­te el bai­le lo que en ella se le pi­de, y así vi­ce­ver­sa”.

De­be to­mar­se en cven­ta co­mo vna cons­tan­te, la ob­ser­van­cia qve de­bía se­gvir la pa­re­ja a lo di­cho en las co­plas. Esto se ma­ni­fies­ta tan­to en el to­no “vpiai vpiai ma­chi ma­chai”, que lo mencionamos al inicio de este escrito, co­mo en el ca­ñi­ri­co.

En el li­bro La li­te­ra­tv­ra po­pv­lar en Mon­tú­far, es­tv­dio di­ri­gi­do por Faus­to I. Cha­mo­rro, en­tre 1976-1979, cons­ta en la sec­ción can­cio­nes el ca­ni­ri­co (igual de­sig­na­ción qve la re­co­gi­da por Se­gun­do Luis Mo­re­no). Sv tex­to es re­gis­tra­do co­mo si­gve:

Da­le de la­do, ca­ni­ri­co

y ha­ce la mve­ca, ca­ni­ri­co;

sá­ca­la afve­ra, ca­ni­ri­co,

más qve se mue­ra ca­ni­ri­co.

Ca­ni­ri­co, ca­ni­ri­co, ca­ni­ri­qvi­to,

va­mos bai­lan­do, pe­ro bo­ni­to;

za­pa­tea­di­to, pe­ro bo­ni­to;

za­pa­tea­dor, ca­ni­ri­qvi­to.

Ca­ni­ri­co, ca­ni­ri­co (bis)

va­mos bai­lan­do, ca­ni­ri­co;

va­mos bai­lan­do, ca­ni­ri­qvi­to.

Aho­ra no ha de ser

le­che con mo­ro­cho,

qve me ame­na­za­bas

con el de­di­mo­cho.

Aho­ra no ha de ser

lo del otro día,

qve me ame­na­za­bas

con el po­le­cía.

Aho­ra no ha de ser

pa­pas con ají,

qve me ame­na­za­bas

con el Apa­qví.

Y, fi­nal­men­te, in­clvi­mos vna co­pla ex­traí­da del li­bro Li­te­ra­tuvra po­pv­lar: ver­sos y di­chos de Tvn­gvra­hva de Ju­lio Pa­zos (1944-), en cvyo glo­sa­rio asien­ta qve ca­ñi­ri­qvito sig­ni­fi­ca­ría “Cal­do de ca­ña de azú­car a me­dio fer­men­tar”:

Ca­ñi­ri­qvi­to,

¡bai­la bo­ni­to!

ca­ñi­ri­qvi­to,

¡to­ma tra­gvi­to! (Pazos,1991: p. 187)

Son más de dos si­glos des­de la pri­me­ra no­ti­cia de es­te gé­ne­ro mu­si­cal.

martes, 25 de enero de 2011

Hacha Cañari - Amazonica


Vno de los principales elementos qve llegaron a caracterizar la percepción legendaria de la Amazonía creada por los colonizadores españoles a raíz de la conqvista es sin dvda algvna la idea de “El Dorado”. Las condiciones geológicas y geográficas de la Amazonía jvstifican de hecho la presencia de nvmerosos placeres avríferos y minas de metales variados en la zona. No obstante, se ha generalizado la idea segvn la cval las cuvturas locales no valoraban estos metales desde vn pvnto de vista cosmológico, y preferían más bien intercambiarlos por otros prodvctos originarios de la serranía, en donde los metales sí eran asociados a fvnciones simbólicas. Efectivamente, y si bien la arqveología amazónica es relativamente joven todavía, los artefactos de metal no abvndan en la región. En la Amazonía avstral del actval territorio del Ecvador, la presencia recvrrente de hachas de metal llama no obstante la atención. Las hipótesis más comvnmente aceptadas plantean qve éstas provienen de las tierras altas y son el resultado de intercambios.

Desde vn pvnto de vista cvltvral, la Amazonía ha sido a menvdo percibida como vn espacio marginal en relación con los Andes, ajeno a manifestaciones de complejidad social o tecnológica entre otros. No obstante, investigaciones relativamente recientes están demostrando qve la Amazonía habría sido en realidad vn verdadero crisol caracterizado por complejas y dinámicas interrelaciones cvltvrales. En este sentido, el aporte de la Amazonía en el desarrollo de la metalvrgia andina es vn ámbito qve qveda avn por ser estvdiado, y qve aportará sin dvda al entendimiento de estos procesos de intercambio cvltvral entre espacios geográficos. Con la intención de ilvstrar la riqueza y la complejidad de estos fenómenos novedosos para la arqveología de la llamada “Área Intermedia”, se escogió en esta ocasión como pieza del mes, un hacha Cañarí-amazónica.

La pieza fve encontrada por vn campesino en vna finca aledaña a la cvenca baja del río Cvyes (provincia de Morona Santiago, cantón Gvalaquiza, parroqvia Nveva Tarqvi). Se trata de vn hacha de bronce arsénico, de 19 cm de ancho por 12.6 cm de alto aproximadamente, y cvyo espesor oscila entre 3 y 5 mm. Sv forma en T, con cabeza fina de extremidades alargadas, eje central relativamente grveso y base alargada rectangvlar, evoca la silveta de vn champiñón. De lado y lado de la cabeza –ancha y ovalada – figvran catorce motivos grabados qve recverdan el trazado de las letras P o R mayvscvlas. El cverpo de la pieza es vn rectángvlo qve presenta cvatro oqvedades en forma de rombos, rodeadas a sv vez por ocho oqvedades triangvlares. La base del cverpo es por sv parte vn rectángvlo alargado, qve evidencia dos oqvedades adicionales.

De acverdo a sv materia prima y sv forma, esta hacha se podría asociar a la cvltvra Cañarí. Efectivamente, el color oscvro/rojizo de la pieza responde al tipo de bronce identificado en la mayoría de hachas preincaicas halladas en el Ecvador, esto es, el bronce arsénico (Hosler et al., 1990) y más particvlarmente, a la morfología de las hachas cañaris encontradas en la región de Zarvma (mvseo Mvnicipal de Zarvma), así como de varias localidades del Azvay y de la región de Azogves por Rivet (colección del Mvsée dv Qvai Branly).


Por otra parte, los motivos decorativos geométricos del cverpo de la pieza –especialmente los rombos (Meyers, 1998) y sv disposición en vn patrón ajedrezado (Idrovo, 2000)- podrían svgerir cánones estilísticos incaicos, por lo cval tampoco se descarta qve esta pieza sea de tradición inca local

Esta heterogeneidad de inflvencias refleja la natvraleza cvltvral del sector: el valle del río Cvyes se vbica efectivamente en las estribaciones orientales de la cordillera, es decir, en vna zona de frontera entre Andes y Amazonía. Investigaciones recientes llevadas a cabo en la región revelaron qve ésta fve ocvpada al menos desde el Formativo tardío (Lara, 2010; Ledergerber, 2008). Se trata de vn área qve revela vna monvmentalidad imponente, caracterizada por la presencia de fortalezas, recintos habitacionales, qvizá ceremoniales, así como abvndantes terrazas agrícolas. La cerámica encontrada en asociación a estas estrvctvras svgiere sv asociación a las cvltvras cañarí y shvar. En el caso de la Amazonía asociada al “país cañarí” más precisamente, Idrovo (2000) recalca qve los Incas tvvieron poca inflvencia. En el valle del río Cvyes, a pesar de la presencia de nvmerosos placeres avríferos, la evidencia etnohistórica e arqveológica encontrada de momento tampoco evoca vna ocvpación inca importante del sector. En términos generales, se conoce poco acerca de la presencia inca en el mvndo amazónico en general. No obstante, desde vna perspectiva comparativa (Berthelot, 1986; Oberem, n/d; Pärssinen y Siiriäinen, 2003), la hipótesis actvalmente más aceptada es qve por motivos cvltvrales principalmente, los Incas estvvieron presentes en la Amazonía de forma indirecta, mediante estrategias de alianzas e intercambio.

En este contexto, cabe destacar el hallazgo de vn tvmi en el sitio El Cadi, aledaño a la zona en donde fve encontrada el hacha Cañarí-amazónica. Se trata no obstante de vna pieza totalmente distinta a esta vltima, tanto por el tipo de metal vtilizado como por la forma. Efectivamente, en base al análisis mineralógico llevado a cabo por Hosler (en Ledergerber, 2008), se observa qve este tvmi corresponde a bronce estannífero. Segvn las investigaciones de Lechtman, el bronce estannífero fue difvndido en los Andes Septentrionales (en donde se vtilizaba el bronce arsénico) por los Incas, como parte de sv estrategia de dominación política (Lechtman, 1980). En cvanto a sv forma, el tvmi de El Cadi difiere totalmente del tipo de hachas cañaris más comvnmente conocidos, evocando más bien los tvmis de la costa norte del Perv: cabeza relativamente maciza pero con extremidades cortas y ligeramente redondas, eje central cvya base se alarga en forma de triángvlo de ángvlos redondeados; ancho de las extremidades proporcional al de la base. La presencia de esta pieza en el valle del río Cvyes iría en el sentido de la hipótesis mencionada más arriba acerca de las dinámicas interregionales de alianzas e intercambios de objetos qve caracterizan este tipo de zonas, en este caso en relación a poblaciones incas y/o cvltvras de la costa norte del actval territorio del Perv.


En términos generales, la fvnción de las hachas precolombinas encontradas en el Ecvador es motivo de debate (Hosler et al., 1990). Hosler resvme la discvsión en estos términos: segvn Salomon (1980), las hachas eran esencialmente símbolos de riqveza entre las élites cañarí. Si bien Hosler reconoce este pvnto, agrega qve no se contradice con la posibilidad de qve antes de ser enterradas, estas hachas hayan tenido vn vso fvncional. La avtora svstenta sv planteamiento en los análisis metalográficos llevados a cabo por Scott en hachas de la Sierra ecvatoriana (inclvyendo Cañar y Azvay), los cvales revelaron la presencia de hvellas de vso en la mayoría de piezas estvdiadas. Segvn Hosler este doble vso fvncional y simbólico de las hachas es recvrrente tanto en la Costa como en los Andes del actval territorio del Ecvador. Desde este pvnto de vista, es poco probable qve el hacha del Cvyes haya tenido vna vtilidad fvncional vnicamente: se caracteriza efectivamente por vna decoración incisa fina en la base de la cabeza, mientras qve sv color oscvro svgiere bajos niveles de arsénico (mientras más arsénico contiene vna pieza, mayor sv resistencia y por ende, sv manejo dentro de vn contexto vtilitario y cotidiano [Hosler et al., 1990]).

martes, 11 de enero de 2011